LA VIDA ES SUEÑO (Calderón de la Barca)

ESCENA II


SEGISMUNDO, en la torre, ROSAURA, CLARÍN


SEGISMUNDO (Dentro)

¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!

ROSAURA.

¡Qué triste voz escucho!
Con nuevas penas y tormentos lucho.

CLARÍN.

Y yo con nuevos temores.

ROSAURA.

Clarín...

CLARÍN.

Señora...

ROSAURA.

Huyamos los rigores
desta encantada torre.

CLARÍN.

Yo aún no tengo
ánimos para huir cuando a eso vengo.

ROSAURA.

¿No es breve luz aquella
caduca exhalación, pálida estrella,
que en trémulos desmayos,
pulsando ardores y latiendo rayos,
hace más tenebrosa
la obscura habitación con luz dudosa?
Sí, pues a sus reflejos
puedo determinar (aunque de lejos)
una prisión obscura
que es de un vivo cadáver sepultura;
y porque más me asombre,
en el traje de fiera yace un hombre
de prisiones cargado
y sólo de la luz acompañado.
Pues huir no podemos,
desde aquí sus desdichas escuchemos:
Sepamos lo que dice.

(Se abren las hojas de la puerta y descúbrese SEGISMUNDO con una cadena y vestido de pieles. Hay luz en la torre.)

SEGISMUNDO.

¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
¿qué más os pude ofender
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma:
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas,
gracias al docto pincel,
cuando, atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto.
¿Y yo, con mejor instinto
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío.
¿Y yo con más albedrío
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le da la majestad
del campo abierto a su huída.
¿Y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

ROSAURA.

Temor y piedad en mí
sus razones han causado

SEGISMUNDO.

¿Quié[n] mis voces ha escuchado?



ACTIVIDADES

1. ¿De qué se queja Segismundo?
2. Analiza la métrica y la rima de su discurso.
3. Figuras retóricas.