LUCES DE BOHEMIA (fragmento comentado)

[Extraído de http://estrapalucio.blogspot.com/2007/05/comentario-de-un-texto-dramtico-luces.html (deAna Fernández Cebrián)]


La Buñolería entreabre su puerta y del antro apestoso de aceite van saliendo deshilados, uno a uno, en fila india, los Epígonos del Parnaso Modernista: RAFAEL DE LOS VÉLEZ, DORIO DE GADEX, Lucio VERO, MÍNGUEZ, GÁLVEZ, CLARINITO y PÉREZ. Unos son largos, tristes y flacos, otros vivaces, chaparros v carillenos. DORIO DE GADEX, jovial como un trasgo, irónico como un ateniense, ceceoso como un cañí mima su saludo versallesco y grotesco.


DORIO DE GADEX.- ¡Padre y Maestro Mágico, salud!

MAX .- ¡Salud, Don Dorio!

DORIO DE GADEX.- ¡Maestro, usted no ha temido el rebuzno libertario del honrado pueblo!

MAX .- ¡El épico rugido del mar! ¡Yo me siento pueblo!

DORIO DE GADEX.- ¡Yo, no!

MAX .- ¡Porque eres un botarate!

DORIO DE GADEX.- ¡Maestro, pongámonos el traje de luces de la cortesía! ¡Maestro, usted tampoco se siente pueblo! Usted es un poeta, y los poetas somos aristocracia. Como dice lbsen, las multitudes y las montañas se unen siempre por la base.

MAX .- ¡No me aburras con lbsen!

PÉREZ.- ¿Se ha hecho usted crítico de teatros, Don Max?

DORIO DE GADEX.- ¡Calla, Pérez!

DON LATINO.- Aquí sólo hablan los genios.

MAX .- Yo me siento pueblo. Yo había nacido para ser tribuno de la plebe y me acanallé perpetrando traducciones y haciendo versos. ¡Eso sí, mejores que los hacéis los modernistas!

DORIO DE GADEX.- Maestro, preséntese usted a un sillón de la Academia.

MAX.- No lo digas en burla, idiota. ¡Me sobran méritos! Pero esa prensa miserable me boicotea. Odian mi rebeldía y odian mi talento. Para medrar hay que ser agradador de todos los Segismundos. ¡El Buey Apis me despide como a un criado! ¡La Academia me ignora! ¡Y soy el primer poeta de España! ¡El primero! ¡El primero! ¡Y ayuno! ¡Y no me humillo pidiendo limosna! ¡Y no me parte un rayo! ¡Yo soy el verdadero inmortal y no esos cabrones del cotarro académico! ¡Muera Maura!

Los MODERNISTAS.- ¡Muera! ¡Muera! ¡Muera!

CLARINITO.- Maestro, nosotros los jóvenes impondremos la candidatura de usted para un sillón de la Academia.


COMENTARIO

El texto pertenece a la IV escena de Luces de bohemia. Valle-Inclán prescindió en su obra de la división en actos y la compuso en quince escenas diferentes, cada una de las cuales tiene lugar en un ambiente distinto. A pesar de esta atomización escénica, la obra ofrece una fuerte trabazón interna, conseguida gracias a la presencia continua del protagonista Max Estrella y de su guía, don Latino de Hispalis, así como de algunos motivos recurrentes (el tema de la muerte, el billete de lotería).

En el texto podemos apreciar dos partes claramente diferenciadas: la acotación inicial de la escena y el diálogo. Max Estrella y don Latino en su peregrinaje durante la noche madrileña por distintos lugares, se encuentran junto a la buñolería; de ella sale un grupo de mediocres escritores modernistas. Con las precisas pinceladas descriptivas en la acotación y la agilidad y desenfado en el diálogo, Valle-Inclán consigue dibujar perfectamente tanto el ambiente del local como el de los escritores modernistas. La escena guarda, además, una clara simetría con la IX, en la que Max dialoga en un café con Rubén Darío.

Son muchos los personajes que aparecen en la obra, de diversa condición y estrato social (la prostituta, el ministro de Gobernación, el obrero catalán, Rubén Darío…); el autor se sirve de ellos para recrear el ambiente de ese Madrid “absurdo, brillante y hambriento”. Dentro de los tres puntos de vista que según Valle puede adoptar el escritor frente al mundo (“de rodillas, en pie o levantado en el aire”), la mayoría de los personajes de Luces de bohemia son mirados desde arriba, como muñecos o como peleles. A pesar de ello, el protagonista, Max Estrella, está caracterizado con rasgos nobles y dignos: es el héroe impotente ante la injusticia y miserias del mundo, es el ciego que mejor “ve” la realidad, es el poeta marginado que reconoce su propia mediocridad. A través del personaje de Max Estrella, Valle expresará su áspera crítica de la realidad española. En el texto aparecen algunos de los aspectos a los que alcanza esa crítica:

  • Rechazo de las escuelas literarias. Las palabras que Max dirige a Dorio de Gadex esconden una queja mucho más profunda que el simple rechazo a la “versallesca” y “aristocrática” estética modernista. Max critica la literatura como evasión, cuestiona el papel del escritor que embellece artificialmente la realidad y se aleja del pueblo: “Usted es un poeta, y los poetas somos aristocracia”, dice Dorio de Gadex, Max le corrige: “Yo me siento pueblo. Yo había nacido para ser tribuno de la plebe”. Sin embargo, también él confiesa que ha claudicado: “y me acanallé perpetrando traducciones y haciendo versos. ¡Eso sí, mejores que los que hacéis los modernistas”.
  • Ataque a las instituciones culturales. Los insultos de Max a la Real Academia Española traducen el despecho de Valle-Inclán por no haber accedido a esa institución: "Y soy el verdadero inmortal, y no esos cabrones del cotarro académico". Esta diatriba contra la Academia refleja también un cierto tono de desengaño ("¡Me sobran méritos! [...] Odian mi rebeldía y odian mi talento. Para medrar hay que ser agradador de todos los Segismundos", es decir, de los poderosos), que resulta, en ocasiones, conmovedor: "¡Y soy el primer poeta de España! ¡El primero! ¡El primero! ¡Y ayuno! ¡Y no me humillo pidiendo limosna!".
  • Críticas a políticos, en este caso a Maura, presidente del gobierno durante el reinado de Alfonso XIII y director de la Real Academia: "¡ Muera Maura''', grita Max Estrella, "¡Muera! ¡Muera! ¡Muera!", corean los modernistas.

Don Latino es el compañero de Max, se comporta como un perro guía y un servil canalla , sobre todo en las últimas escenas. Es la contrafigura del escritor bohemio Alejandro Sawa, amigo de Rubén Darío y de Valle-Inclán, que sirvió a éste de inspiración para la obra. Finalmente, en el texto aparece el grupo de los modernistas; en él se mezclan figuras de la generación de Villaespesa con otras posteriores, algunos con su propio nombres, como Dorio de Gadex, pseudónimo del escritor Eduardo de Ory. Las críticas a otras figuras literarias menudean a lo largo de la obra, en especial a Galdós (poco después de esta escena se le nombra como "Don Benito el Garbancero"), a los hermanos Álvarez Quintero, a Villaespesa y a Rubén Darío (que en la conversación con Max repite constantemente el término "admirable").

Luces de bohemia se desarrolla en Madrid y son muchas las menciones a las calles y lugares de la capital. En el texto se nombra la Buñolería modernista, local habitual de escritores bohemios y modernistas: "antro apestoso de aceite", que permanecía abierto hasta altas horas de la madrugada. Las doce primeras escenas de la obra van desde el atardecer en casa de Max, poco antes de que este inicie su recorrido, hasta el amanecer del día siguiente, en que muere. Durante esa noche, Max Estrella recorren los lugares mas sórdidos y miserables de Madrid, en los que se cruzará con distintos personajes, entre ellos con los poetas modernistas que aparecen en el texto. Las tres escenas finales son una especie de "Epílogo" tras la muerte del protagonista.

La técnica de Valle para presentar el variopinto mundo de Luces de bohemia va desde la descripción en las acotaciones de los rasgos externos de los personajes, indicio de su condición social y moral, hasta una completa caricaturización de sus actos y, sobre todo, de su forma de hablar en los diálogos. Valle inicia la parodia de la estética caduca del Modernismo desde la acotación: "Van saliendo, uno a uno, en fila india, los Epígonos del Parnaso Modernista". Continúa el tono irónico en la presentación de los distintos poetas: "Unos son largos, tristes y flacos; otros, vivaces, chaparros y carillenos", para acabar con la del escritor mas relevante del grupo: "Dorio de Gadex, jovial como un trasgo, irónico como un ateniense, ceceoso como un cañí, mima su saludo versallesco y grotesco". Es sorprendente la maestría del autor para describir en la acotación, a base del empleo de la frase nominal, tanto la Buñolería como los personajes que van saliendo de ella.

El diálogo se caracteriza por la agilidad, la precisión y el ingenio con que se suceden las réplicas; a ello contribuye la breve extensión de las respuestas, que, salvo el discurso ultimo de Max, no suelen exceder de las dos líneas:

MAX.- ¡No me aburras con Ibsen!

PÉREZ.- ¿Se ha hecho usted crítico de teatros, Don Max?

DORIO DE GADEX.- ¡Calla, Pérez!

DON LATINO.- Aquí solo hablan los genios.

A su vez, el lenguaje que utilizan los distintos personajes también está en función de su caracterización y, por lo tanto, al servicio de la parodia y la crítica. Veamos algunos ejemplos:

  • Uso de citas literarias. Dorio de Gadex saluda a Max recitando un verso del "Responso a Verlaine", de Rubén Darío: "iPadre, y Maestro Mágico, salud!"
  • .Lenguaje pedante o cursi. De nuevo en boca del "versallesco y grotesco epígono modernista", Dorio de Gádex: "¡Maestro, usted no ha temido el rebuzno libertario del honrado pueblo!", al que contesta Max en un tono ridículamente solemne: "¡El épico rugido del mar!". Recuérdese que, en la acotación inicial, el autor había señalado que Dorio de Gádex era "ceceoso como un cañí (es decir, pronunciaba las eses como ces porque era originario de Cádiz).
  •  Léxico coloquial y vulgarismos. El estilo grandilocuente con el que Max ha empezado a dirigirse a Dorio se va transformando desde el primer insulto que le dirige: "Eres un botarate", hasta los exabruptos violentos contra la Academia del final: "Esos cabrones del cotarro académico".

Luces de bohemia narra la última noche de la vida del ciego Max Estrella, mísero poeta que emprende, junto a don Latino de Hispalis, un recorrido por diferentes ambientes de Madrid. Parece ser que Valle se inspiró en la vida bohemia del escritor Alejandro Sawa, que murió miserable, ciego y loco. El "descenso de Max a los infiernos madrileños" se convierte en una dura, y al mismo tiempo, amarga visión de España y de los españoles. Valle ataca la corrupción y el mal gobierno de los políticos (crítica a la figura del conservador Maura, como hemos visto en el texto, pero también la de Castelar y la del mismo rey Alfonso XIII), protesta ante la represión policial, rechaza el conformismo burgués, fustiga al capitalismo. Asimismo denuncia la miseria, el hambre y la injusticia que sufre el pueblo, a la par que protesta ante su embrutecimiento e ignorancia, su falta de caridad y religiosidad pura, y su bajeza moral. Y todo ello a través de la deformación grotesca del esperpento. Luces de bohemia es la primera obra a la que Valle da ese nombre y contiene, además, en la escena XII, una teoría sobre sí mismo. Max Estrella promete a don Latino inmortalizarlo en un "esperpento", farsa trágica o tragedia grotesca, en la que los héroes clásicos, proyectados sobre un espejo cóncavo (como los celebres espejos del madrileño Callejón del Gato), acabarían deformados y degradados. Lo trágico, para Valle, sólo puede representarse de forma grotesca, la realidad española sólo puede plasmarse con una estética deformada: "Deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España", exclama.